lunes, 15 de octubre de 2012

Conoce detalles de la vida de Felix Baumgartner, el paracaidista que superó 1,24 veces la velocidad del sonido

domingo 14 de octubre de 2012 06:45 PM
Agencias /AFP / México
 El deportista austríaco de alto riesgo Felix Baumgartner se ha convertido en una leyenda con un salto estratosférico que ha sido seguido en directo por millones de personas en todo el planeta.

La ciudad que vio nacer a Felix, el 20 de abril de 1969, fue Salzburgo, más famosa por ser la ciudad de origen de Mozart. Enclavada en los Alpes, se ha convertido en el punto de partida de los XAlps, la mayor competencia de parapentes en el mundo, informó el diario mexicano Excelsior.

Desde su niñez, tuvo muy claro que lo suyo era volar. Uno de sus héroes fue Joseph William Kittinger, piloto de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que hasta ahora mantiene el récord del salto en paracaídas de mayor altura y quien ahora es su mentor para lograr su próxima hazaña.
Felix cuenta que de niño iba constantemente al aeropuerto a ver a los paracaidistas por horas y horas y constantemente se le podía encontrar trepado en un árbol, lo que era un buen pretexto para despegarse del suelo.

No obstante, tuvo que esperar hasta los 16 años para realizar su primer salto en paracaídas, y desde un principio se sintió como un pez en el agua. Por ello no es casualidad que en el brazo tenga un tatuaje que dice “Born to fly” (“nacido para volar”).

Saltos para el ejército

La forma que tuvo para garantizarse miles de saltos constantes y de manera más o menos económica, fue listarse en el ejército austriaco como paracaidista.
Esta etapa fue crucial, pues le dio la disciplina y las bases técnicas para convertirse en un gran paracaidista. No tardó mucho tiempo en formar parte del equipo acrobático de salto en paracaídas del ejército austriaco.

Cuando tenía 20 años, realizó su primer salto base, que es considerado uno de los deportes más peligrosos debido a que el practicante salta de una estructura fija: edificios, despeñaderos o torres de telecomunicaciones.

El riesgo de este deporte radica en que se tiene muy poco tiempo para abrir el paracaídas: si se abre antes, hay más riesgo de chocar contra la estructura debido a la cercanía; de tardarse demasiado, el paracaídas no se despliega a tiempo.

Por si esto no fuera difícil, hay que mantener una posición correcta a la hora de abrir el paracaídas, o este se puede desplegar asimétricamente, lo que puede ocasionar un resultado funesto.

Diez años después de que se enamoró del salto base, comenzó a romper récords en esa dífícil disciplina. En 1999 realizó el mayor salto base desde una estructura humana, al saltar de las Torres Petronas de Kuala Lumpur, que tienen una altura de 378 metros del suelo al techo y 451 metros con todo y antena.
Ese mismo año rompió otro récord al realizar el salto base de menor altura, 19 metros, desde el brazo del emblemático Cristo del Corcovado, en Río de Janeiro, Brasil.

Las aventuras de Felix continuaron de la mano del patrocinio de la marca de bebidas energéticas Red Bull. En todo ese tiempo fue adquiriendo el apodo Fearless Felix, Felix Sin Miedo.
En esa época saltó hacia el interior de una cueva en Croacia, entre mucho otros saltos de alto riesgo que fueron afinando su técnica y experiencia.

El paracaidismo siguió siendo la constante en su vida, pero dos años después decidió evolucionarlo y se convirtió en la primera persona en cruzar el Canal de la Mancha con un ala rígida de carbón.

Saltos en rebeldía

Una de las características del salto base es que los dueños de los edificios no siempre los autorizan, por lo que para lograr el salto base desde el edificio más alto de escandinavia, Felix Baumgartner se aventó en paracaídas desde un helicóptero, aterrizó en el techo del edificio Turning Torso, de 264 metros de altura, e inmediatamente realizó otro salto con un nuevo paracaídas.
Para 2007 se convirtió en la única persona en saltar de la torre Taipei 101, en Taiwán, la cuarta más alta del mundo.

Este singular personaje también es amante de los automóviles deportivos y, por supuesto, de las motocicletas. Otra de sus grandes pasiones son los helicópteros. Apenas en 2009, después de varios cursos consiguió su licencia de piloto.
Desde 2010, este Ícaro inverso comenzó a trabajar en el proyecto que hoy podría terminar con su vida o con la gloria de un nuevo récord, aunque ya tiene un espacio asegurado en el panteón de los grandes aventureros.

Desde 1988 ha colaborado con Red Bull, el actual patrocinador de la denominada "misión estratos", y que ha financiado la mayor parte de sus aventuras.

Un equipo médico y de expertos en ingeniería aeronáutica han desarrollado durante cinco años la "Misión estratos" con Baumgartner, y la cápsula y el traje presurizado que han creado le protegió en un entorno hostil para vida.

Su principal asesor era el poseedor del récord, batido hoy, de salto en paracaídas desde mayor altitud: Joe Kittinger, de 84 años, y que se arrojó en 1960 cuando era miembro de las Fuerzas Armadas de EEUU desde una altura de 31 kilómetros.

Según los cálculos previos, Baumgartner habría sobrepasado la velocidad del sonido unos 30 segundos después de iniciar la caída libre, al alcanzar 1.173 kilómetros por hora, para después perder velocidad debido a la mayor densidad de la atmósfera terrestre.
Red Bull cataloga la misión como científica y el deportista considera que se podrá conseguir información crucial sobre la reacción del cuerpo humano para futuras misiones espaciales.

"Demostrar que un ser humano puede romper la barrera del sonido en la estratosfera y regresar a la tierra sería un paso hacia la creación en el espacio cercano de procedimientos de rescate que actualmente no existen", ha explicado en una entrevista difundida por Red Bull.

El traje presurizado era necesario porque en la estratosfera no hay condiciones para la vida debido a la falta de oxigeno, el frío de 68 grados bajo cero, y la presión, que pudo llevar a que los vasos sanguíneos del cerebro reventasen.

El paracaidista austríaco Felix Baumgartner logró, en caída libre, una velocidad máxima de 834 millas o 1.342,74 km por hora, exactamente 1,24 veces la velocidad del sonido en su caída libre desde el espacio este domingo, informaron los organizadores del evento en rueda de prensa.

La velocidad, revelada unas horas después del salto sin precedentes, fue significativamente mayor que la dada anteriormente por una portavoz, quien la había cifrado en 706 millas por hora (1.136 km/h).
El experimentado paracaidista de 43 años de edad, estuvo en caída libre durante 4 minutos y 20 segundos antes de abrir su paracaídas, dijo el integrante de la misión de Red Bull Stratos Brian Utley.

Baumgartner relató cómo se sintió cuando saltó desde la cápsula que lo transportó a una altitud de 128.100 pies (39.045 metros) sobre el desierto del estado de Nuevo México, al sur de Estados Unidos.
"Cuando se está en la cima del mundo uno se siente tan humilde. Lo único que uno quiere es volver con vida" a tierra firme, dijo a periodistas en Roswell, base de la misión de lanzamiento.

Aclaró igualmente lo que dijo al saltar al vacío, y que en la transimisión en directo aparecía entrecortado: "Sé que el mundo entero está siguiendo esto ahora y desearía que pudieran ver lo que yo veo. A veces tienes que estar bien arriba para darte cuenta de lo pequeño que eres".

No hay comentarios:

Publicar un comentario